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Cómo el escenario y el ambiente afectan al cannabis y las experiencias psicodélicas

¿Hasta qué punto el escenario y el ambiente influyen en cómo una persona experimenta una droga? ¿Pueden los efectos de una sustancia separarse del contexto en el que se consume?

Cuando hablamos de sustancias psicoactivas, como el cannabis o compuestos psicodélicos, es imposible ignorar la profunda influencia del entorno y el estado mental sobre las experiencias que estas sustancias pueden proporcionar. 

Este fenómeno, comúnmente discutido en el campo de los estudios psicodélicos y de sustancias enteógenas, es conocido como set and setting, es decir, el “estado mental” y el “escenario” en el que se consume la sustancia. Aunque está ampliamente asociado con el uso de psicodélicos como el LSD o la psilocibina, este concepto también puede aplicarse al uso recreativo o terapéutico del cannabis.

El término set and setting  fue introducido por el psicólogo de Harvard Timothy Leary, quien argumentó que las drogas psicodélicas funcionaban como una lupa en la conciencia de una persona. Leary definió set, o mentalidad, como la personalidad de un individuo, el nivel de preparación para la experiencia, la expectativa y la intención al tomar un psicodélico. Setting se refiere al entorno en el que tiene lugar la experiencia psicodélica.

Este concepto de conjunto y configuración sugiere que los factores no farmacológicos influyen fuertemente en los efectos de las sustancias de muchas maneras. ¿Hasta qué punto el escenario y el ambiente influyen en cómo una persona experimenta una droga? ¿Pueden los efectos de una sustancia separarse del contexto en el que se consume?

El papel del escenario (setting)

El “setting” se refiere al entorno físico y social donde se consume la sustancia. El lugar donde se consuma cannabis o cualquier sustancia psicodélica puede influir drásticamente en cómo se desarrolla la experiencia. Un entorno tranquilo, cómodo y familiar tiende a promover una experiencia más positiva y controlada. Por otro lado, consumir en un entorno desconocido, hostil o caótico puede resultar en ansiedad, incomodidad e incluso desencadenar un “mal viaje”, especialmente en experiencias psicodélicas más intensas.

Para el cannabis, el setting tiene un impacto directo en la percepción del efecto. En entornos sociales, por ejemplo, las propiedades ansiolíticas o eufóricas del cannabis pueden intensificarse, o la persona puede sentirse más ansiosa si el lugar es muy agitado o incómodo. Un estudio de la Universidad de Washington observó que, en entornos controlados y de baja estimulación, como una habitación silenciosa, los participantes informaron más relajación e introspección al consumir cannabis. En cambio, en lugares con alta carga sensorial, como fiestas, la misma dosis condujo a percepciones más intensas y, en algunos casos, a episodios leves de paranoia.

Cuando hablamos de sustancias psicodélicas, el impacto del escenario es aún más pronunciado. Las investigaciones con psicodélicos como la psilocibina (presente en los llamados “hongos mágicos”) muestran que las experiencias en entornos naturales, como bosques o playas, pueden inducir sentimientos profundos de conexión con la naturaleza, paz interior y éxtasis. Por el contrario, los entornos urbanos o cerrados pueden limitar esa sensación expansiva e incluso generar incomodidad, dependiendo de la disposición mental del usuario.

El estado mental (set)

El “set” representa el estado mental y emocional de la persona antes y durante el consumo de la sustancia. Esto incluye la expectativa que la persona tiene sobre la sustancia, su humor, nivel de estrés y cualquier cuestión emocional o psicológica presente en el momento del consumo. Un estado mental calmado y preparado puede llevar a experiencias mucho más controladas y enriquecedoras, mientras que consumir bajo presión, ansiedad o tristeza puede amplificar estos sentimientos negativos.

En el caso del cannabis, las personas que ya están predispuestas a sentir ansiedad pueden experimentar una intensificación de esos estados mentales al consumir variedades con altos niveles de THC. Por otro lado, las personas que se encuentran en un estado relajado o buscando una experiencia terapéutica pueden encontrar alivio para el estrés o dolores crónicos. Los avances recientes en la comprensión de los terpenos, compuestos aromáticos presentes en el cannabis, también destacan que ciertos perfiles de terpenos, como el limoneno o el linalool, pueden modular la experiencia, contribuyendo a sensaciones de relajación o alerta dependiendo del estado mental del usuario.

En cuanto a los psicodélicos, como la psilocibina o el LSD, el set es un factor crucial. El estado emocional y psicológico de la persona puede determinar el tono general de la experiencia. Investigadores del Imperial College London descubrieron que la psilocibina tiende a amplificar emociones preexistentes, haciendo que los sentimientos de felicidad sean más intensos o, por el contrario, aumentando la ansiedad si la persona no está mentalmente preparada. Por ello, se recomienda practicar la meditación y el autocuidado antes de una experiencia psicodélica para crear un estado mental más estable y receptivo para una experiencia profunda y, a menudo, transformadora.

El ambiente y la neurociencia de las experiencias psicodélicas

Según estudios recientes en el campo de la neurociencia, la interacción entre el escenario y el estado mental durante el uso de psicodélicos está relacionada con cambios temporales en las redes neuronales del cerebro. Durante las experiencias psicodélicas, áreas del cerebro responsables del control de estímulos sensoriales y emociones, como la corteza prefrontal, se vuelven más conectadas, lo que puede aumentar la sensibilidad al entorno. Esto ayuda a explicar por qué, bajo la influencia de sustancias como el LSD o la DMT, el ambiente puede parecer “vivo” y las percepciones sensoriales, como la vista y el sonido, pueden alterarse drásticamente.

En el caso del cannabis, aunque los efectos son más sutiles, las conexiones entre las áreas del cerebro que regulan las emociones, como la amígdala y el hipocampo, también son moduladas por el THC y otros cannabinoides. Esto explica por qué el cannabis puede tanto intensificar como aliviar emociones, dependiendo del estado mental y las condiciones ambientales.

Integración entre psicoterapia y sustancias psicoactivas

Una tendencia emergente es la integración de la psicoterapia con el uso de sustancias como el cannabis y los psicodélicos, especialmente en entornos controlados, para tratar afecciones como la depresión, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y la ansiedad. En este contexto, el setting es fundamental: las terapias se realizan en lugares cuidadosamente preparados para promover la seguridad y la introspección.

Por ejemplo, las sesiones de terapia asistida por psilocibina se llevan a cabo en salas con iluminación suave, música tranquila y terapeutas experimentados para guiar al paciente. De manera similar, el cannabis medicinal, cuando se usa para tratar trastornos de ansiedad, puede administrarse en entornos terapéuticos, donde la atmósfera relajante ayuda a maximizar sus beneficios ansiolíticos.

Conclusión

El impacto del escenario y del estado mental en las experiencias con cannabis y psicodélicos no debe subestimarse. Desde entornos naturales que promueven sentimientos de conexión, hasta el impacto del humor y las emociones previas al uso, el contexto en el que se utilizan estas sustancias moldea profundamente la naturaleza de la experiencia. Ya sean estas experiencias recreativas, terapéuticas o espirituales, entender la interacción entre el set y el setting es crucial para garantizar que los efectos sean positivos, profundos y transformadores.

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